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domingo, 15 de agosto de 2010

Vida y Obra de Allan Kardec: El Codificador del Espiritismo.

 
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El Pedagogo, Filósofo y Científico francés Hippolyte León Denizard Rivail, más conocido hoy bajo el seudónimo de «Allan Kardec», nació en Lyon, Francia, a las 19 horas del 3 de octubre de 1804. 
Su padre, Jean Baptiste Antonie Rivail, un distinguido jurista y Magistrado Juez local, quería darle la mejor educación posible, de modo que a sus 10 años lo envió al Instituto Yverdon en Suiza, la escuela modelo de Europa, llegando a ser discípulo del afamado educador Johan Henrich Pestalozzi (1746-1827), el hombre que fundó el Instituto Yverdon y logró revolucionar la educación europea. El instituto contaba con los mejores maestros, catedráticos y científicos de la época. 

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Castillo de Iverdon – Suiza 1805
Convencido de que la educación en las ciencias es la fuente de todo conocimiento, Pestalozzi estimulaba a sus discípulos bajo la técnica de enseñanza Heurística lo que contribuía a su desarrollo como individuos, al tiempo que les sometía a un programa extensísimo que comprendía 10 horas diarias de lecciones sobre todos los aspectos de las artes y de las ciencias, logrando aprender en un año, lo que un alumno educado por el método catequista lograría en tres años. Aquellos que, como Rivail, procedían de familias católicas, recibían también instrucción religiosa. 

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J.H. Pestalozzi. Este educador revolucionario influenció profundamente en los primeros años de Rivail, imponiéndole actitudes progresistas. Fue uno de los primeros en animar a los niños para que desarrollaran su personalidad, al tiempo que ampliaba sus mentes con lecciones sobre los temas más diversos.
Rival a sus 14 años enseñaba lecciones a sus compañeros menos instruidos que él. A los 19 ayudaba como profesor adjunto en el Instituto de Yverdon, esta estancia influenció profundamente el curso de su vida. Pronto decidió difundir los trabajos de Pestalozzi en Francia, y abrió su propia escuela en París El Instituto Rivail en 1826.
Para entonces ya había publicado el primero de lo que sería un total de 22 libros de texto sobre gramática francesa, matemáticas y reforma educativa, sus obras fueron aceptadas como libros de estudio tanto en la universidad de París como en los establecimientos de educación. 

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El 6 de febrero de 1832 se casa con Amelie Gabrielle Boudet  1795 - 1883 profesora de enseñanza superior, especializada en bellas artes, dibujo y poesía, y autora de las obras. “cuentos primaverales” en 1825, “Nociones de Dibujo” en 1826; Lo esencial en bellas artes” en 1828.
Obligado a cerrar su escuela en 1834 por motivos económicos, Rivail tuvo que trabajar como contable para mantener a su familia. Rivail nunca perdió su espíritu solidario en la educación que aprendió con Pestalozzi y desde 1835 a 1840 daba cursos gratuitos sobre todas las ciencias especialmente de Química, Física, Astronomía y Anatomía. Desde 1.843 a 1848 realizaba cursos bisemanales de Matemática y Astronomía. En 1.850 llega a ser Director del Instituto Polimático, la Academia de Ciencias de París, donde también daba clases de Ciencias Naturales – Anatomía – y Fisiología. 

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Liceo Polimatico 1.850

Retiro de Rivail de la enseñanza.

En el año de 1.850 el presidente de Francia, Luis Napoleón Bonaparte III con el triunfo del Partido Clerical, expide la ley Falloux, dando el monopolio educativo a las congregaciones eclesiásticas, llevando a los establecimientos laicos a cerrar sus puertas debido a que los profesores fueron subordinados por los sacerdotes, llegando a ser los Párrocos, los fiscalizadores y directores morales de todos los institutos educativos laicos.
Ese mismo año de 1.850, Rivail resolvió, como muchos otros educadores respetables, alejarse del ministerio, luego de 30 años de labor, en los que consiguió varios títulos y diplomas honoríficos entre ellos : 

- Director de la Academia de París.
- Miembro de la Sociedad Gramatical
- Miembro de la Sociedad para la Instrucción Elemental.
- Miembro fundador de la Sociedad de Directores de Institutos e internados de París.
- Diploma de la Sociedad de Educación Nacional.
- Diploma del Instituto de Lenguas.
- Diploma de la Sociedad de Ciencias Naturales de Francia.
- Diploma de Miembro de la Sociedad de Emulación, de Agricultura, Ciencias, Letras y Artes del Departamento de Ain.
- Diploma de Miembro de la Sociedad Promotora de la Industria Nacional.
- Diploma de Miembro de la Sociedad Francesa de Estadística Universal.
- Diploma de Miembro de la Academia de Industria Agrícola, Manufacturera y Comercial.
- Diploma de Miembro del Instituto Histórico de París.
- Diploma de Miembro de la Real Academia de Arras.

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Rivail era políglota, hablaba fluidamente los idiomas de francés, inglés, holandés, alemán, latín, griego, célico, y varias lenguas neolatinas por lo que por la necesidad de educación de jóvenes alemanes tradujo y editó al alemán varios libros franceses entre ellos las obras del famoso escritor Fenelón del cual Rivail gustaba mucho. Era un educador conocido, progresista y librepensador.
Anna Blackwell, quien tradujo algunos de sus libros al inglés, le recordaba «más parecido a un alemán que a un francés». Ella decía, que «era un hombre enérgico y perseverante, pero frío y cerebral, incrédulo por naturaleza y por formación, y un razonador agudo y lógico».

 

Magnetismo y Espiritismo

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Desde el año de 1823 Rivail estudia los fenómenos del Magnetismo Científico, que fueron estudiados y desarrollados por Franz Anton Mesmer al final del siglo 18 y principio del 19, por lo que también se lo llamaba Mesmerismo, hechos que posteriormente fueron confirmados por eminentes científicos como leyes naturales de causas psíquicas.
Rivail estudia a profundidad el fenómeno del magnetismo y todo lo relacionado a él como las curaciones psíquicas, hipnosis o sonambulismo, estados alterados de conciencia etc., llegando a ser un experimentado magnetizador. 

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En 1848, en los Estados Unidos, habían sucedido unos hechos que iban a cambiar toda la filosofía de Rivail y la de millones personas. En el hogar de la familia Fox, en Hydesville, Nueva York, las mesas se movían solas y se oían misteriosos golpecitos, que aparentemente provenían de los «Espíritus» de los muertos. La noticia se propagó en diarios del país, llegando a Europa. Pronto nuevos médiums aparecieron en diferentes partes del globo, propagándose rápidamente el extraño fenómeno. Al cabo de poco tiempo, se consideraba como el mayor acontecimiento del siglo en el mundo entero.
En Francia el fenómeno de las mesas giratorias y danzantes llegó a ser el primer objeto de distracción en las reuniones de todos los estratos sociales, y en palabras de un periodista de la época, “no hubo ninguna mesa entre Montmartre y los Campos Elíseos que no se hubiera puesto patas arriba”.. Pocos científicos tomaron interés en investigar las causas de tales hechos, entre ellos el físico Babinet, y los científicos Lamballe Cahagnet, Swedenborg , Home y Davis. Llamando también la atención de Rivail, quien a pesar de que sentía interés por todos los temas, se mostró al principio muy escéptico. En uno de sus primeros libros había escrito: «“El que desarrolla el estudio de las ciencias, reirá de la incredulidad supersticiosa de los ignorantes… No creerá más en los aparecidos, ni en los fantasmas. No confundirá mas fuegos fatuos con espíritus” ». Hasta allí decía que el fenómeno puede explicarse fácilmente por medio de los fluidos magnéticos o eléctricos que emanan de las personas.
Cuando, en 1854, un amigo le dijo que las mesas no sólo saltaban, sino que transmitían mensajes, Rivail dijo: «He de creer cuando vea y me prueben que las mesas tienen cerebro para pensar, nervios para sentir y que pueden ser sonámbulas, hasta entonces permítanme no ver en ellas más que un cuento para dormir.» .
Al parecer Rivail no tomó mucho interés al respecto ya que hasta el año siguiente asistió a una sesión, donde presenció una demostración de «escritura en cesta», una forma primitiva de escritura automática, en la que las manos de los asistentes se colocaban dentro de una cesta, a través de la cual era conducido un lápiz. Rivail dedujo que se hallaba ante una nueva ciencia que se propuso estudiar inmediatamente. «Pude darme cuenta -recordó más adelante-, de que había algo serio tras aquella aparente trivialidad..., como la revelación de una nueva ley, que decidí investigar a fondo.»
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Pronto observó que, mientras los mensajes recibidos en las sesiones eran a menudo frívolos, invariablemente adquirían un tono serio cuando se dirigían a él personalmente. Los Srs. Carlotti, Renne Taillander, miembro de la Academia de Ciencias, Sardou, y Didier, habían reunido luego de cinco años de estudio de los fenómenos, 50 folios con diversas comunicaciones que fueron entregadas a Rivail para que tome conocimiento del contenido y lo pusiese en orden. Rivail quedó impresionado por «la sabiduría y la moral que emanaban de las comunicaciones serias», y emprendió una intensa serie de sesiones con una medium llamada Japhet, en las que cada vez proponía una serie de preguntas para que los Espíritus las contestaran, organizó con cuidado todos los puntos, suprimió y adicionó otros en base a las respuestas obtenidas.
Una noche su espíritu guía le comunicó mediumnicamente haberlo conocido en una existencia anterior como un sacerdote druida con quien vivía en las Galias bajo el nombre de Allan Kardec. Cuando propuso el bosquejo de un libro para la edición y se halló indeciso en cuanto al nombre con que debía firmarlo, ya  que su nombre era bien conocido en el mundo científico por sus obras anteriores, y podría ello causar confusión, por lo que resolvió firmarlo bajo el nombre de Allan Kardec.
El año siguiente, el 18 de abril de 1.857, publicó más de 500 preguntas, respuestas y comentarios personales bajo el título de Le livre des Esprits (El libro de los espíritus), que revisó y aumentó tres años más tarde, El Libro de los Espíritus alcanzó un éxito sorprendente en Francia y el resto de Europa, con repercusión en América. Centenares de cartas y comentarios con reconocimientos recibió Kardec. Al mismo tiempo una verdadera cruzada fue dirigida contra él por parte de la iglesia, dando inicio a un período de luchas. El Auto de Fe de Barcelona el 9 de octubre de 1861 fue la primera señal. Desde entonces los ataques de la iglesia tomaron un carácter de violencia inaudita: Sermones furibundos, ordenanzas, anatemas, excomuniones, persecuciones individuales, quema de libros en plazas públicas, artículos de diarios, nada fue olvidado, ni la calumnia. Todo esto contribuyó a una rápida propagación de la Doctrina Espírita en todo el mundo..

Cuando murió víctima de un aneurisma el 31 de marzo de1869 había escrito o, como él prefería decir, había «compilado y ordenado», cinco libros y dos monografías, insistiendo en que el contenido principal no provenía de su trabajo, sino del de numerosos Espíritus Superiores que se comunicaban a través de diferentes médiums. 

Sus obras principales fueron: El Libro de los Espíritus (1857 y 1860), El libro de los Médiums (1861), El Evangelio según el espiritismo (1864) – El Cielo el Infierno o la Justicia Divina Según el Espiritismo (1865) y El Génesis, Milagros y Profecías según el Espiritismo (1867). También fundó, editó y escribió gran parte de la Revue Spirite, periódico de Estudios Psicológicos (revista Espírita).
Los libros de Kardec forman el estudio más claro y extenso del mundo invisible escrito hasta el momento. Es interesante compararlos con los escritos de Emanuel Swedenborg y los de Andrew Jackson Davies «el vidente de Poughkeepsie», cuyo Principios de la Naturaleza se publicó en 1847. Aunque los tres profundizaron en un mismo campo, Kardec es el único que no era ni un médium, ni un místico, sino un investigador, estudioso de todas las ciencias, y un racionalista por naturaleza que recopiló, completó, organizó y códificó los escritos obtenidos vía mediúmnica. Su propia contribución a estos libros se limitó a comentarios sobre el material recibido, y en éstos se presenta como un hombre razonable e inteligente. Como él mismo decía: «estudié los hechos con cuidado y perseverancia, los coordiné y deduje de ellos sus consecuencias».

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Allan Kardec contemplaba las manifestaciones de fenómenos físicos - y las comunicaciones de los Espíritus- con prevención, observando y deduciendo con  objetivismo y cuidado, fue uno de los primeros investigadores psíquicos serios, y encontró tiempo además para estudiar fenómenos paranormales de muchos tipos en toda Francia. Veinte años antes de la fundación de la Sociedad para la Investigación Psíquica, publicó relatos detallados, en la Revue Spirite – Periódico de estudios psicológicos y en El libro de los Médiums, de varios casos excelentes que a menudo olvidan los historiadores. Escribió extensamente sobre el médium Jean Hillaire, el curandero Jacob el Zuavo, la posesión masiva de la ciudad de Morzine y varios ejemplos de lo que ahora llamamos actividad poltergeist. Mantuvo correspondencia con D.D. Home, el psíquico inglés, a quien admiraba mucho, y fue testigo de multitud de fenómenos paranormales, llegando a ver una mesa de 100 kg balancearse en un ángulo de 45º sobre una sola pata. Pero le interesaban menos estos fenómenos materiales que sus implicaciones y consecuencias filosóficas.

 

El Espiritismo, una nueva ciencia, una nueva filosofía.

A nuevos conceptos, palabras nuevas decía, y debido a que como el Espiritismo no formaba parte de la corriente espiritualista sino que era, según sus palabras, Espiritista. Para diferenciarlo decidió crear un nuevo término; el neologismo de “Espiritismo” (del francés spiritisme, de spirit: "espíritu"; e isme: "doctrina - sistema") o lo que es lo mismo “Doctrina Espírita”. y para los seguidores de esta nueva filosofía, Espíritas o Espiritistas

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Mientras que el espiritualismo, simplemente manifestaba una creencia ciega en algo más allá de la materia, el Espiritismo como ciencia de observación trataba del estudio del origen y destino de los Espíritus y sus relaciones del mundo material con el mundo Espiritual, y como filosofía, todas las consecuencias derivadas de estas relaciones, una filosofía racionalista, basada en hechos reales demostrados repetidamente y explicados de una forma racional, lógica, objetiva y que sin pretender darle un sentido religioso, recuperaba el sentido original de todas las religiones por las consecuencias morales enseñadas por los Espíritus Superiores. «La moral del Espiritismo no es diferente de la de Jesús», escribió, añadiendo que, tal como la enseñanza de Jesús recuperó las de Moisés, el Espiritismo era una recuperación de principios cristianos básicos que habían sido abandonados por la mayoría de las iglesias establecidas. «¿Por qué -preguntaba- se practican tan poco las enseñanzas morales de Cristo? ¿Y por qué aquellos que proclaman la sublimidad de las mismas son los primeros en transgredir la primera de sus leyes, la de la caridad universal?»

Causa y Efecto

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Todo efecto inteligente, debe tener una causa inteligente, y había evidencia más que suficiente en favor de la realidad de la comunicación con los Espíritus. Pero esto no quería decir que hubiera que aceptar todo lo que éstos dijeran o escribieran. «No faltan escritores en el mundo invisible -decía-, pero, así como en la Tierra, escasean los buenos.» Algunos Espíritus, comentó, «saben menos que nosotros en la Tierra». El investigador debía ser «crítico y lógico».
 
Kardec murió mucho antes de la edad de oro de la psicología francesa y de la primera psiquiatría, en la que pioneros como Janet, Charcot y Bernheim proporcionaron un enfoque más clínico para estudiar las anormalidades hasta entonces inexplicadas de la experiencia humana (muchas de las cuales el Espiritismo las explica facilmente). Alguien puede creer que, a pesar de su honestidad e inteligencia, fue simplemente engañado por astutos falsos mediums. Pero no parece probable, por dos razones principales. Primera, los fenómenos que explicó y las conclusiones a las que llegó fueron esencialmente las mismas que las de otros investigadores, algunos de ellos grandes científicos, como Robert Hare en los Estados Unidos o Alfred Russell Wallace y más adelante sir William Crookes, en Inglaterra, quienes hubieron de modificar sus creencias a causa de lo que habían presenciado.
Segunda, tal como insistía el propio Kardec, lo importante era lo que decían los mejores mensajes de los Espíritus, no el fenómeno en sí. El mensaje, de hecho, y no el medium era lo importante. «Pueden reírse de las mesas que se mueven, pero nunca se reirán de la filosofía, la sabiduría y la caridad que emanan de las comunicaciones serias.» y que en la actualidad, pese al avance tecnológico en todas las áreas, ninguno de los puntos científicos explicados por los Espíritus en su doctrina haya sufrido menoscabo alguno.
Como era de esperar, Kardec no fue muy apreciado por la Iglesia Católica, que incluyó su obra en el Index librorum prohibitorum en 1866, pero aun así él replicaba a menudo con todo detalle a las críticas. Una vez agradeció a un sacerdote haberle atacado «educadamente y en un francés más o menos correcto», y cuando en 1861 quemaron un montón de obras suyas en Barcelona, comentó simplemente, «pueden quemar libros, pero no ideas».
Sus libros, se han seguido publicando en varias lenguas, se han vendido varios millones de ejemplares de los libros de Kardec y sus ideas han tenido una influencia considerable en diversos países del mundo. Los hechos del Espiritismo, concluía, habían dado el golpe final al materialismo y «mostrado los resultados inevitables del mal y, en consecuencia, la necesidad del bien» mientras que en lo que respecta a la vida futura, ya no se trataba de «una vaga imaginación, una simple esperanza, sino de un hecho fehacientemente comprobado».
Allan Kardec explicaba que las grandes ideas, nunca irrumpen de súbito y que las que tienen como base la verdad, tienen siempre precursores que preparan sus caminos. Entre tanto al llegar al gran momento de una extensa y amplia difusión, Dios envió a la tierra al hombre que tuvo la misión de reunir, coordinar, y completar los elementos dispersados y de reunirlos en un cuerpo de doctrina. En el Espiritismo sin ninguna duda, este hombre ha sido Allan Kardec. Con sencillez y claridad, él ha dado, una visión global del mundo de los Espíritus, y de sus relaciones con los hombres, al determinar las leyes que rigen la comunión entre los dos planos de la vida y al erigir en el pasado – presente – y futuro, toda la solución del ser humano integral: Alma y cuerpo.
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“¿En qué consiste el trabajo especial y característico del Espiritismo moderno? En hacer un todo coherente de lo que hasta ahora ha estado esparcido; en explicar, en términos claros y precisos, lo que hasta ahora ha estado oscurecido por el lenguaje alegórico: en eliminar los productos de la superstición y de la ignorancia de las creencias humanas, dejando sólo lo que es real y verdadero. Ésta es su misión”. .... Allan Kardec

Fuentes: 
Allan Kardec El Codificador y El Educador 
Zêus Wantuil/Francisco Thiesen
Biografía de Allan Kardec
Henry Sauce
wikipedia.org 
mundoparanormal 
Allan Kardec El Codificador del Espiritismo
Centro de Estudios Espíritas Allan Kardec