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domingo, 18 de septiembre de 2011

A MIS HERMANOS EN LA DOCTRINA (notas sobre perseverancia)


Cuantas veces nos ha embargado la intolerancia no solo para con los demás sino para con nosotros mismos, no vemos aburridos, desorientados, nos sentimos cansados o desilusionados  de aquellas pequeñas o grandes cosas que realizamos como rutina o como objetivo especial en nuestras vidas.

Esos sentimientos y percepciones nos invaden también respecto del estudio y la militancia en la Doctrina Espírita y pueden encaminarnos al alejamiento del verdadero sendero para bien de nuestro espíritu, debemos seguir. Menciono que aquello nos sucede respecto a la doctrina, pero si analizamos más detenidamente constatamos que sucede con todo aquello que emprendemos y no encontramos una pronta respuesta.

¿Cual sería esa pronta respuesta?. ¿Que respuesta nos trae el Espiritismo?.

El ser humano por estructura cerebral, siempre está esperando respuestas prontas, queremos que inmediatamente ingerimos una pastilla curativa la enfermedad desaparezca, queremos que a la primera palabra que pronunciamos haya una acción de respuesta, quisiéramos que con el primer día de dieta comencemos a enflaquecer, que en la primera clase de idiomas ya estemos hablando el mismo etc. y ello por la presencia de un tonto orgullo  sobre nuestra potencialidades y ausencia de aceptación de que la mayoría, por no decirlo casi todos, los sucesos dependen de un orden exógeno a nosotros que se encuentra en la voluntad y trazados de la Espiritualidad, mejor dicho, en la voluntad de quien dirige aquel plano, el Maestro Jesús.

Las dos interrogantes planteadas, las podemos refundir en una sola, que sería: ¿Que respuesta inmediata nos da el Espiritismo?

Quienes pretendemos cobijarnos con el nombre de “Espíritas”, seguidamente solventamos la inquietud porque hemos comenzado a vivir una nueva situación, una nueva fe razonada que nos lleva a la aceptación racional de los hechos que antes eran acatados mas no entendidos, una nueva sensación de alegría interior que trae calma al corazón y al pensamiento que aplaca la desesperación y hace permisible la existencia en este mundo tan lleno de dificultades e incomprensiones.

El Espiritismo nos abre una nueva ventana en la vida por donde podemos mirar a lo lejos un lugar al cual desearíamos ir y nos inicia en los primeros pasos del camino a seguir en un irreversible crecimiento de nuestra satisfacción interior.

Las respuestas que nos trae, son aquellas que siempre las hemos mantenido en el vacío y sobre las cuales la razón no ha encontrado espacio o generado diversidades con manifiestas contradicciones. Nos responde paleando la angustia y nos conduce al accionar meditado sustentado en un mejor vivir y en una real esperanza de deleite.

La Doctrina Espírita, debidamente comprendida y estudiada, constituye una norma de vida que simplifica la existencia en el lapso del nacer y el morir. Pone en nuestros corazones el sabor el gregarismo humano matizado con sentimientos de caridad amor y ternura hacia los que nos rodean. ¿Para que más?

Pienso que con los pocos hallazgos que mi mente se permite descubrir dentro del Espiritismo, es bastante para responder a la inquietud… ¿Qué respuesta nos da el Espiritismo?

Manuel Torres.
Centro de Estudios Espiritas Allan Kardec Quito - Ecuador