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martes, 18 de enero de 2011

CARTAS INEDITAS DE ALLAN KARDEC



El Codificador del Espiritismo, Allan Kardec empezó la publicación de la Revista Espírita en enero de 1858 y continuó en su dirección hasta su desencarnación en 1869. En 1883 La Federación Espirita Brasilera edita la Revista Reformador, fundada por Augusto Elías da Silva. En diciembre de 1913, la Revista Espírita, entonces dirigida por Paul Leymarie y la revista brasileña Reformador comenzaron a publicar conjuntamente algunas de las correspondencias inéditas de Allan Kardec escritas entre los años 1854 a 1869 aquí tenemos algunas de ellas que aún están ínéditas en español:

Carta de Allan Kardec respecto de las dificultades.

La revista Reformador de 1914 en su pagina 369 nos presenta una carta de Allan Kardec dirigida a la Señora M.... (no especifica el nombre) y en la que con su bondad y humildad habituales analiza la situación de su persona, de la hipocresía de ciertos compañeros envidiosos de su tarea, de las dificultades y su empeño solitario en la realización de la obra que le fue confiada:

“....Querida Señora, aunque he tenido el placer de ver al Sr. M...el viernes último, no me juzgo dispensado de agradeceros personalmente la buena y afectuosa carta que tuvisteis la bondad de escribirme y los testimonios de simpatía que ella encierra.
Mi persona es cuestión secundaria : yo se que la verdad será un día conocida y que eso no será para mayor gloria de ciertas personas; mas, cada cosa debe venir a su tiempo y esta es de ese número.

Ciertamente, mi tarea no es toda de rosas, y lo que aumenta la dificultad es que la mayor parte cae sobre mi; es que muchas veces aquellos que deberían secundarme, traen peleas y suscitan vergüenzas. ¿Pero que es lo que eso me hace, desde que sé que he de llegar al fin? es que siento un poco mas de peso pero eso es todo. Eso no trae perjuicio ni para mi ni para la doctrina, pero aquellos que no han querido participar de las fatigas y los peligros de la campaña; cosecharán lo que sembraron.
No me lamentéis porque yo mismo no me quejo, tengo la piel de un elefante para las mordidas, ella es a prueba de bala, mas allá de eso tengo tantos bálsamos para acalmarlas, cuando no fuesen cartas de la naturaleza de la vuestra. Todo eso es necesario y tiene su utilidad. ¿Jesús no tuvo su Judas?, ahora yo que estoy bien lejos de ser Jesús ¿debo admirarme de tener decenas? Eso me fue anunciado hace mucho tiempo, y todo lo que me acontezca no me impide de seguir mi camino recto y de marchar a mi fin. El día llegará, tengo la seguridad, en que el Espiritismo tendrá dedicados campeones que sabrán hablar alto para acallar las malas lenguas, y en el que yo mismo seré secundado por hombres de corazón en mi tarea personal que crecerá en lugar de disminuir.
No creáis, mi querida señora que mis respuestas y explicaciones sean de naturaleza para calmar la malevolencia. Lejos de eso, cuanto mas irrefutables fueran ellas, mas irritación causará a ciertos individuos como es lógico, porque ellos no buscan convencerse de la verdad : Ahora cuanto mas clara es la verdad, mas los ofusca. Aquellos sobretodo que se esconden bajo falsas máscaras quedarán furiosos porque se verán descubiertos, no queriendo confesarse vencidos, forjarán nuevas armas, inventarán nuevas estrategias y es queriendo salvarse que se pierden porque se desenmascaran.
Hay personas que nunca me perdonarán lo que ha sido bien sucedido, y que preferirían ver perecer al Espiritismo, al que lo verán prosperar en otras manos que no sean las suyas, mas si fue bien sucedido no es a mi mérito personal que lo debo, porque no tengo la necia pretensión de ser el único hombre en el mundo capaz de llevar esta labor a buen fin: Es al apoyo de los buenos espíritus que quisieron servirse de mi, es pues de los Espíritus que ellos se deberían quejar de no haber sido escogidos.
Los Espíritus tienen mucha razón en decir que el Espiritismo levanta el lodo del mundo encarnado y desencarnado, y de él hace salir una multitud de animales venenosos. Nunca doctrina alguna causó tanto conflicto ni cólera, y es eso lo que prueba su importancia.
Me parece ver bandadas de pájaros que se agitan, se inquietan y gritan la aproximación de la tempestad.
Pero aunque riéndome de ese rebullicio veo que debo actuar con extrema prudencia, para conducir mi barco a través de los escollos; avanzar o parar a propósito, interrogando a los cuatro vientos del horizonte. Es un combate perpetuo con el enemigo que está de frente ocupado en bloquear el paso y que está por atrás buscando mordernos las piernas y para lo cual es muchas veces de alta política fingirse muerto.
Es preciso estar siempre alerta, siempre trabajando en la construcción del edificio, semejante a los colonos del desierto; es necesario que tenga la azada en una mano y la espada en la otra.
Pero a través de la tiniebla tengo una brújula segura que me muestra la estrella polar y el punto al que debo llegar; y si sucumbiere antes de alcanzarlo, Dios providenciaría, porque si fallo tarde o temprano, Él no dejará su obra inacabada, las obras divinas no reposan sobre la cabeza frágil de un hombre, si un instrumento se rompe es inmediatamente sustituido. Dios nos tiene siempre un reemplazo y es para ponernos a prueba que Él permite que ciertas personas se hagan conocer desde ya por su justo valor.
He sido y soy aún ahora al mismo tiempo el Capitán y el Teniente, pero el Alférez vendrá y a su vez se tornará Capitán, solamente es necesario ganar sus espuelas.
Perdón señora toda esta palabrería, la cual me llevó sin que me percibiese no se que Espíritu parlanchín. Si yo no lo hiciese parar, él diría mucho mas.
Me corresponde presentar a usted y a sus señoritas los mas afectuosos saludos así como a toda su familia le ofrezco toda mi entera devoción."

Allan Kardec.


Carta de Allan Kardec a un prisionero:

La siguiente correspondencia fue escrita por Allan Kardec a un prisionero en respuesta a una carta que le fue enviada por éste, quien le agradecía la publicación del Libro de los Espíritus y que fue publicada por la revista Reforma de 1914, en las páginas 170 y 171.
“...Señor, recibí la carta que usted me escribió y ante la cual siento qué las ocupaciones no me han permitido dar respuesta cuanto antes. A pesar de mi silencio no puede usted dudar de todo el interés que tengo en vuestra situación, siendo sobre todo los excelentes sentimientos que le animan y en los cuales, gracias a la nueva luz que se hizo para usted, no dudo de que los mantenga. Continúe pues, su esclarecimiento en tanto, cuanto vuestra posición lo permita y usted encontrará en esta santa doctrina y en los consejos de sus Guías Espirituales, la fuerza necesaria para resistir el mal y aceptar la expiación terrestre con resignación cristiana, que os libertará de pruebas de otro modo tan dolorosas que tendríais que sufrir sin un retorno sincero a Dios.
Imaginaos que nunca es demasiado tarde para volver al bien y que Dios acepta todos los arrepentimientos que salen del corazón. Él recibe con alegría una oveja descarriada que entra en el redil y que siempre es motivo de alegría entre los espíritus. Perseverad, pues y cuando dejareis la tierra, para entrar en vuestra verdadera patria los encontrareis a vuestra llegada felices de poder extenderos sus brazos.
Oh! Entonces, de qué alegría seréis penetrado, cuando se ha salido del abismo del que algunos pasos más pudieran haberos precipitado por muy largo tiempo, por siglos tal vez! Mirad hacia atrás y vuestra vida pasada no os parecerá mas que un mal sueño. Será entonces cuando agradeceréis a Dios que os ha enviado buenos espíritus para esclareceros y animaros! Es ya algo no practicar mas el mal y arrepentirse de lo que se hizo, pero para borrar por completo, es necesario hacer el bien, ahora, cada alma que hubiereis ayudado a entrar en el buen camino, os será contada y algo mas se unirá a vuestra parte de felicidad futura, porque os pagarán en reconocimiento el servicio que les hubiereis prestado.
Aquel que está siempre dispuesto a ayudarle con sus consejos. “

Allan Kardec..


Carta de Allan Kardec respecto de la Humildad

La siguiente correspondencia escrita por Allan Kardec a un desconocido a quien le responde respecto de la verdadera humildad. se encuentra publicada en la revista brasileña Reformador de 1914, en la página 322.

”...Recibí la carta que usted me hizo el honor de escribir y a la cual no me fue posible todavía responder por mi culpa, pero últimamente mis ocupaciones se me han multiplicado tanto, que mi correspondencia, que es muy numerosa, ha sufrido mucho. Francamente declaro a usted, señor, no tener bien comprendido el objeto de vuestra carta, que no me parece que tenga relación directa con los trabajos que me ocupo. No veo, pues, que responderle, sino que pareceréis rebajaros mucho, no es preferible la humildad exagerada a un orgullo desplazado. Ignoro si conoce la doctrina espírita, ella nos enseña que los sentimientos del corazón solamente nos elevan a los ojos de Dios, que no tiene en cuenta alguna el nacimiento o la posición social. El Cristo nos lo probó naciendo de padres pobres, y en un establo.
Los hombres sin duda, no juzgo a todos sobre este punto de vista, pero para muchos el prestigio de la riqueza y del nacimiento es una medida de su estima, vemos, sin embargo, cada día, gracias al progreso de las ideas, caer las barreras levantadas por los prejuicios. La primera de las aristocracias que se formó fue la de la fuerza bruta, la del nacimiento la siguió, luego vino la del dinero, la de la inteligencia comienza, pero la más legítima de todas, la única reconocida por Dios es la de la virtud, porque es la única cuyos méritos nos acompañan mas allá de la tumba: es a su reino que la doctrina espirita prepara. Si quisiereis estudiar seriamente esta doctrina, os aconsejo que lo hagáis en su punto de vista moral y filosófico, en ese sentido ella ofrece tesoros inagotables para el observador concienzudo."

Allan Kardec


Carta de Allan Kardec al escritor Eugéne Nus

La siguiente correspondencia, escrita por Allan Kardec, fue dirigida al escritor Eugène Nus, en agradecimiento, por hacerle llegar una de sus obras, se encuentra publicada en la revista Reformador de 1917 en la página 285.

“..Vengo a agradecer los mimos que ha tenido la bondad de hacerme, al enviarme la bella y sabia obra: Les Grands Mystères, (Los Grandes Misterios) y me siento muy apenado por la expresión de simpatía que en el se hace expreso. No pude leer aún sino una parte, pero eso es suficiente para apreciar su alcance y que no dudo en ella encontrar valiosos documentos.
Permítame que le ofrezca a mi vez, la última obra que acabo de publicar: el Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo.

Mucho sentí no haber estado en casa cuando usted vino a dejarme su obra: hubiera tenido el placer de conocerlo, pero espero que eso no sea sino sólo un adelantamiento. Cuando usted pueda disponer de vuestro tiempo un viernes, de tres a cinco horas, podéis estar seguro de encontrarme y si deseareis asistir a una de las sesiones de la Sociedad Espírita, estaría muy encantado de daros una carta de presentación.
Nuestra reunión de mañana es una de las que admitimos algunas personas extrañas. Ruego que se digna a recibir la expresión de mis más distinguidos sentimientos.”

Allan Kardec


Carta de Allan Kardec a Théophile Gautier


La siguiente carta es dirigida por Allan Kardec al importante escritor francés Théophile Gautier (1811 - 1872), autor de la novela “Spirite”. Esta correspondencia se encuentra publicada en la revista brasileña Reformador de 1917, en la página 268, fechada en París, el 12 de junio de 1857.

"...Le pido que acepte el homenaje de un ejemplar de El Libro de los Espíritus, que acabo de publicar. El nuevo punto de vista eminentemente serio y moral, en virtud del cual se considera la doctrina de los espíritus, explica el interés que vinculo a este asunto, a un mismo tiempo de presente y futuro y para el cual no creo que le es extraño.
Notará sin esfuerzo el paso inmenso que esta teoría dio desde las mesas giratorias, ya no se trata mas en efecto hoy, de fenómenos de simple curiosidad, sino de una enseñanza completa dada por los mismos espíritus sobre todas las cuestiones que interesan a la humanidad y que lo eleva a la altura de las ciencias filosóficas.
La aprobación de un hombre como usted, sería infinitamente preciosa, si tuviese la felicidad de obtenerla.
Les pido que se digne aceptar la expresión de mi más alta consideración.”

Allan Kardec.
Rue des Martyrs, 8.

Carta de Victorien Sardou a Allan Kardec

La siguiente es una correspondencia escrita por el importante dramaturgo francés Victorien Sardou y dirigida a Allan Kardec en referencia al Libro de los Espíritus. Esta correspondencia se ecuentra publicada en la revista Reformador de 1914, en la página 321.

“...Le doy las gracias, señor, la prontitud que impregnó en remitirme El Libro de los Espíritus.
Tenía una avidez por leerlo y dejé de lado todas las ocupaciones para entregarme a esta lectura. He llegado casi al punto de terminar y puedo desde ya formular mi opinión acerca de esta obra:
Es el libro más interesante e instructivo que he leído. Es imposible que él no tenga una gran repercusión: todas las grandes cuestiones de la metafísica, de la moral, allí están elucidadas de la manera más satisfactoria: todos los grandes problemas allí están resueltos, incluso aquellos que los más ilustres filósofos no resolvieran: es el libro de la vida, es el libro de la humanidad. Recibid, señor, mis felicitaciones por la forma cómo clasificasteis y coordinasteis el material suministrado por los propios Espíritus: todo está perfectamente metódico, todo se encadena bien y vuestra introducción es una obra maestra de lógica, de discusión y de exposición.”

 
Victorien Sardou.




(Investigación, redacción y traducción del portugués al español realizada por Miguel Gustavo Sánchez Acevedo. Presidente del Centro de Estudios Espíritas Allan Kardec de Quito, en base a las fuentes consultadas en la Revista Espírita Brasileña El Reformador y completada posteriormente gracias a los datos obtenidos en la página del investigador espírita brasileño Felipe Gonçalves.)